miércoles, mayo 9


Acorralada contra el rincón más oscuro de la habitación, volvió a prender otro cigarrillo y así, ahogar sus pensamientos en un humo adictivo. ¿ Cuántos días llevaba así? ¿ 4,5 o 6? Pensó que capas 7. Si, 7. Una semana sin contacto alguno con el exterior. Soledad. Solo eso necesitaba. Nada mejor que 7 días en soledad para pensar. Pensar en que hacer con su vida, o mejor dicho, con alguien que mantenía su vida en pie. Él se había ido hace mucho tiempo, y sin previo aviso.
El primer día había pensado en él. El segundo, el tercero y el cuarto también. El quinto pensó que era totalmente patético seguir con todo eso. Al sexto día, él volvió a su cabeza. 
Hoy ya transcurría el séptimo día, y no había tenido noticia alguna de él. En la pared estaban todos los sueños esperando que alguien abra la ventana y los deje libres. A su derecha, en una mesa pequeña, había un florero con todas las esperanzas marchitándose. En todo el resto de la habitación, el desorden reinaba.
Sentía como en poco tiempo, el cansancio se apoderaría de ella por completo, dejaría todo y volvería a su vida cotidiana, sin gusto ni color. " Termino este cigarrillo y me baño, hasta acá llegué" dijo dándole una pitada al cigarro que estaba entre sus dedos. De pronto, algo interrumpió sus pensamientos. Era una voz. "Y ahora vienen las alucinaciones" se burló de ella misma. Esa voz volvió a sonar, definitivamente era de verdad y provenía del patio.De su patio. Reconoció aquel sonido, sonrió. Tomó el primer abrigo que encontró y entre pasos atropellados bajó las escaleras. La hora había llegado, o mejor dicho, el había vuelto.